puede producirse por medio de alguno de los enemigos que pasamos a mencionar. 1. El pecado, la carne, o el yo. Estas son distintas expresiones que designan a enemigos que pueden seguir dominando la vida del creyente después de su conversión, tal cosa ocurrirá si no descubre y se apropia de la amplia provisión que Dios en Cristo ha hecho para que seamos libertados de cada uno de ellos. Se nos exhorta a que «no reine el pecado en vuestro cuerpo mortal». Pero ¿no es verdad que muchas veces este antiguo
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